Aquí es donde empieza todo. El punto de encuentro entre el mar Mediterráneo y el río Aude, cuyo curso ha dado forma al paisaje de Narbona a lo largo de los siglos. Aquí, en este paisaje salvaje y protegido, donde un laberinto de senderos en medio de las cañas conduce a la localidad de Cabanes de Fleury, se produce el encuentro entre el agua dulce y el agua salada.
En el norte del macizo de la Clape, el río Aude se une al Mediterráneo. Esta desembocadura constituye un entorno natural excepcional y salvaje. La lectura del paisaje nos muestra tres grandes espacios naturales: boscosas, húmedas y arenosas. Las zonas boscosas, constituidas por viñedos y prados húmedos, están particularmente pobladas por la mariposa Diane, una especie protegida. Las zonas húmedas, donde cohabitan aguas dulces y saladas, se componen de estanques, canales, ríos, pastizales salinos y cañaverales, cada uno con su propio biotopo. Un espacio con una biodiversidad extraordinaria, donde se desarrollan muchas especies raras de paseriformes paludícolas y el gran estátice. Por último, las zonas arenosas y dunas incluyen sucesiones vegetales características de las dunas mediterráneas entre las que figura la especie emblemática del litoral: el cardo azul de las arenas
