El nombre Leucate proviene de la palabra griega “Leukos”, que significa blanco: hace miles de años, Leucate era una isla. El acantilado, situado sobre un Parque Natural Marino, constituye un verdadero punto de referencia en el mar. Cuenta la leyenda que una bruja situada por el dios del Océano en la roca del cabo debía proteger la isla contra la codicia de los hombres.
Meseta de Leucate La meseta de Leucate se adentra en el mar del Parque Natural Marino del Golfo de León. Esta antigua isla, hoy en día conocida como «le caillou» (guijarro, en francés) por los habitantes de Leucate, constituye un territorio único para la viticultura local además de ser un lugar excepcional desde el punto de vista geológico, ecológico y paisajístico. La fauna y la flora han podido adaptarse a las condiciones particulares del lugar, que incluye una gran diversidad de hábitats donde numerosas especies protegidas han encontrado refugio. Una red de senderos permite recorrer esta meseta rocosa y, entre otras cosas, descubrir las magníficas vistas que ofrecen la cresta de los acantilados y el mirador del faro de Cap Leucate.